Publicado en El blog de Fusky el 31-5-2022:
Durante la toma de la una fotografía, siempre intentamos cuidar la composición, evidentemente.
Pero lo que nuestro ojo ve del paisaje y la emoción que queremos transmitir, difiere mucho en los días siguientes cuando nos sentamos delante de nuestro ordenador para revelarla.
Y aquí es donde puede venir el conflicto de lo que vivimos en su momento y lo que nuestro ojo ve cuando se nos ocurre reencuadrar la toma.
¿Por qué reencuadramos? ¿Si tan claro lo teníamos cuando compusimos la toma en el campo, por qué nos entran dudas en casa?
En mi caso, suele ser porque en el momento de captar la fotografía, quizás no disponga del tiempo necesario para pensar y probar diferentes encuadres para quedarme con el mejor.
Aunque siempre procuro llevarme la fotografía hecha en el campo, sí que es verdad que si no somos puristas deberíamos realizar la fotografía con idea de poder ser recortada, si tenemos ciertas dudas en el encuadre.
En el caso que os traigo hoy, realmente se podrían obtener hasta tres fotografías como mínimo.
Para hacerlas sin recorte en casa, hace falta tener un ojo muy entrenado y tener esos días con tiempo y con inspiración.
Vamos a ver las 3 composiciones que veo en la fotografía original:
En aquel momento, entendí la fotografía incluyendo en la parte inferior el primer plano que había para enmarcar y aprovechar el espacio que nos prestaba el mar. Y así potenciar el blanco de la espuma del mar con el negro de la lava del acantilado.
En común, está el motivo principal que es la persona que nos aporta escala en la fotografía. Aún recuerdo cuando evitaba a toda costa incluir a personas en la fotografía. La de esfuerzo y tiempo que he invertido en no incluir a nadie, y ahora me encanta ese recurso.
En el primer recorte propuesto, he intentado centrar aún más la atención en el personaje de la fotografía, pero a costa de perder el factor del entorno que, bajo mi punto de vista, me aporta más aún perspectiva de amplitud.
Pero me da la sensación de que el acantilado gana mucho más protagonismo y me hace fijarme más aún en los pliegues. No sé, en la composición original mi ojo no siente tanta curiosidad en el acantilado
Y finalmente otra mucho más agresiva, y es casi una fotografía realmente diferente, y que seguramente debería haber incluso cambiado el objetivo, centrando mucho más la mirada y el protagonismo en la persona, además, encuadrando el personaje en un tercio, y dejando mucho aire a la derecha para que la mirada del personaje nos lleve al «infinito».
Seguramente parte o nada de lo que te he contado estés de acuerdo, o todo!
Y es que la composición en la fotografía es algo, opino, que es muy subjetivo.
Sí es cierto que hay ciertas reglas donde te pueden asegurar cierta coherencia a la hora de transmitir un mensaje, un sentimiento… Y ahí están para cumplirlas, pero como toda regla, también están para romperlas. Ya sabes, «No Risk, No Win».
Como siempre digo… Lo importante es conocer las reglas para romperlas cuando lo veas necesario.
Espero que te haya gustado, y no dudes en comentar!!!
CIAO!