¿Es esto fotoperiodismo? El engaño de ‘The Book of Veles’ y World Press Photo 2022

Artículo publicado en Photolari el 28-3-2022:

El fotolibrismo que ha seducido a Magnum en los últimos años ha llegado a World Press Photo. El comentario puede sonar un poco provocador e injusto con los excelentes trabajos que encajarían en esa etiqueta de nueva documentalismo. Pero sirve como resumen, aunque sea de brocha gorda, de lo ocurrido con esta edición de World Press Photo y el pequeño escándalo alrededor de la sección “Open Format” del certamen.

Vaya, que no se trata de reivindicar el viejo documentalismo -sea lo que sea eso- y tachar de moderneces las nuevas corrientes narrativas. De hecho, muchos mejor que nosotros lo explican mejor Lua Ribeira o Bego Antón en estas entrevistas.

© Jonas Bendiksen – Europa – Open
© Jonas Bendiksen – Europa – Open

Pero volviendo a los WPP, esta nueva categoría abierta parece creada expresamente para dar cabida a esos formatos que se quedaban fuera del certamen. Y el estreno, hay que reconocerlo, ha sido por todo lo alto: eligiendo el polémico trabajo ‘The Book of Veles’ de Jonas Bendiksen como uno de los mejores del año. Veremos si van de farol o el jurado se anima a elegirlo como ganador global en esta categoría.

Por cierto, otro apunte que ayuda a situarse y enlaza con el chiste del comienzo: tanto Bendiksen como Yael Martínez -su trabajo seleccionado también ha despertado cierta polémica por la edición creativa de las imágenes- son fotógrafos de la agencia Magnum.

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© Jonas Bendiksen – Europa – Open

La historia de ‘The Book of Veles’ es ya bastante conocida. O, mejor dicho, su engaño.  Bendiksen se fue a Veles, una ciudad de Macedonia que, por algún motivo, se había convertido en el epicentro mundial de la industria de las fake news y que había tenido un gran peso en la campaña electoral de Trump.

Así que para hablar de noticias falsas a este fotógrafo se le ocurrió jugar a lo mismo. El resultado es un reportaje en el que nada es verdad, las personas que aparecen en las imágenes están generadas por ordenador y los textos son automáticos, gentileza de la inteligencia artificial. El resultado es un fotolibro sobre el que Leire Etxazarra ha hablado con detalle en su blog.

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© Jonas Bendiksen – Europa – Open

Para rematar el chiste, el autor esperó un tiempo para confesar que todo era mentira y, de paso, denunciar lo fácil que había sido engañar a todo el mundo. Una noticia falsa para denunciar las fake news.

Postverdad, postfotografía… Sí, efectivamente, Bendiksen se ha hecho un Fontcuberta de manual. Sólo que a él le han dado un World Press Photo (un premio de fotoperiodismo, recordemos) y se presenta como un trabajo documental, no como un experimento entre lo artístico, lo fotográfico y lo sociológico.

¿Interesante? Sin duda. ¿Fotoperiodismo? Las interrogaciones del titular no eran el típico recurso creativo, sino una duda real. Algunos parecen tenerlo muy claro: por supuesto que no lo es. A partir de ahí, las valoraciones escalan desde el chiste de mal gusto, al insulto o, directamente, a la prueba de que World Press Photo ha perdido el norte.

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© Jonas Bendiksen – Europa – Open

En cualquier caso, lo de Bendiksen recuerda mucho a ese otro cansino recurso de Youtube: una portada pasada de rosca, una impactante mentira en el titular para luego explicar que se trataba sólo de un experimento que demuestra lo fácil que es colársela a la audiencia.

Dejando a un lado que los clicks y el dinero conseguido con la mentira no son de broma ni experimentales, lo que está claro es que no es nada original y que el debate que supuestamente debería generar está ya un poco manoseado.

A estas alturas no hace falta demostrar que es fácil mentir en los medios. Lo sabemos. Lo vemos a diario desde hace años. Lo provocador y casi revolucionario es decir la verdad. Eso  y ganarse la vida como fotógrafo, claro.

Además, en realidad, el chiste de Bendiksen y su fotolibro sólo va a llegar a un público que ya se sabe la teoría. Y que desde su pedestal cultural miran con cierta condescendencia a todos esos pobres que siguen pensando que se pueden fiar de lo que les cuenta un fotógrafo.

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