Toda fotografía tiene que tener siempre un sujeto y un fondo, es decir que hay que definir siempre lo que vamos a fotografiar. El sujeto no tiene porqué ser una persona, puede ser un animal, una cosa, es decir aquello que queramos mostrar al espectador.
Es muy habitual que en una misma foto queramos abarcar muchas cosas, el sujeto principal, un monumento bonito, un animal que pasa por la escena, etc, esto es un error , por ello hay que desarrollar todos nuestros esfuerzos en destacar el sujeto principal.
Hay que buscar e intentar resaltar siempre el centro de interés de la foto, que no tiene porque ser el centro geométrico, pero sí aquello que queramos resaltar.
En este tercer ejemplo el centro de interés estaba en la cara y bolsa de caramelos del niño que jugaba en las calles de Pekín.
En esta foto, muy típica de los viajes de turismo, la pareja compite en protagonismo con la estatua de Strauss.
Hay que definir el sujeto a fotografiar y aislarlo lo máximo posible.
Una vez que hemos seleccionado el encuadre y el sujeto que queremos fotografiar, la siguiente tarea es rellenar lo máximo posible el encuadre con el sujeto principal.
En resumen tenemos que destacar el sujeto principal, resaltando el centro de interés y aislándolo lo máximo posible, rellenando el encuadre con el mismo.
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